[ Tiempo para los hijos:
calidad y cantidad ]
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Un estilo de vida agitado, múltiples
ocupaciones, largas jornadas de trabajo, escaso tiempo libre y pocos
espacios para compartir en familia, es el panorama real de muchos
padres actuales; surge entonces la pregunta del millón: ¿Qué hacer
para dar a los hijos lo que ellos necesitan de sus padres?
El acompañamiento de los padres en el
proceso de desarrollo de los hijos –desde la infancia hasta la
juventud- es determinante para formar seres humanos sanos emocional
y físicamente. Incluso las investigaciones demuestran que los niños
a quienes sus padres no les prestan la suficiente atención son más
propensos a padecer de agresividad, aburrimiento, sentimiento de
soledad, baja autoestima, inseguridad, carencia afectiva, bajo
rendimiento escolar, dificultad para dar o recibir afecto.
En cambio, se dice que los niños que
crecen en un hogar donde los padres les dedican tiempo, gozan de
muchos beneficios como mayor grado de confianza, buen nivel
autoestima y seguridad, mejores capacidades de interacción social,
fortalecimiento de los vínculos afectivos, asimilación de las
normas, valores y principios para la vida. Se apunta además que
estos niños tienden a repetir su modelo de crianza, es decir, a
formar familias estables y armoniosas.
No hay duda que el acompañamiento en
la crianza es algo que nadie más puede proveerlo sino los padres, su
labor es insustituible y es definitiva en todas las etapas del
crecimiento. Partiendo entonces de esta aseveración, algunos
sostienen que pasar poco tiempo con los hijos pero de mucha calidad,
nivela ese desbalance. Otros en cambio, consideran que tanto la
calidad como la cantidad son determinantes. Para llegar a una
respuesta basada en argumentos serios y certeros, consultamos la
opinión de varios expertos en temas de familia, quienes han dedicado
años de estudio a las problemáticas familiares y pueden dar una
respuesta acertada. He aquí sus anotaciones:
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Ángela Marulanda,
“¿Hijos huérfanos de padres vivos?”
“No hay duda de que la inmensa mayoría
de los padres aman intensamente a sus hijos. ¿Pero por qué se dice
que cada vez hay más hijos huérfanos de padres vivos? Algo que ha
minado mucho el amor que se les da a los hijos ha sido el creer que
la calidad de nuestra dedicación es lo único importante. Pero
calidad sin cantidad no sirve.
Parece que en nuestra loca carrera por
estirar el tiempo, finalmente logramos hacer todo… menos vivir, si
por ello entendemos compartir, jugar, reír, conversar, gozar… amar.
Por andar ocupados en que nada les falte a los hijos, los padres no
les damos más sino menos, menos sosiego, presencia, comprensión,
menos de todo lo que precisan para crecer tranquilos”.
*Sicóloga, educadora familiar,
escritora y consultora en temas relacionados con la formación de los
hijos.
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Margarita María
Echeverry, “El vacío por la falta de presencia activa”
“Al entrar a evaluar la teoría de que
en la crianza de los hijos es suficiente dedicarles poco tiempo
siempre y cuando este sea de muy buena calidad, se encuentra que ya
no parece tan segura dicha teoría, pues la mayoría de los muchachos
que han experimentado y vivido la ausencia de sus padres presentan
un balance que no es satisfactorio en relación con su felicidad y
desarrollo.
El trabajo exagerado, justificado en
el sentido de la responsabilidad, termina siendo una excusa para no
vivir asuntos importantes de la vida de los hijos, y aunque tanto el
padre como la madre expresan permanentemente cuanto los quieren, los
niños, niñas y adolescentes sienten el vacío dejado por la falta de
presencia activa.
De igual manera, para utilizar
eficientemente el tiempo y poder desempeñar a cabalidad sus
múltiples roles, los padres se ven abocados a manejar su tiempo en
casa con una programación estricta que no admite cambiar rutinas y
que obliga a los hijos a ajustarse a horarios rígidos, retrasándoles
o arriesgando hasta el cumplimiento de las necesidades básicas tales
como sueño, descanso, juego...”
*Psicóloga y educadora, Grupo de
Puericultura de la Universidad de Antioquia - Colombia.
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Tomás Melendo, “No
puede haber calidad donde no hay cantidad”
“No puede haber calidad donde no hay
cantidad. La calidad se logra con el tiempo, no se tiene de entrada.
Cada persona es única y no puedes descubrir lo que ella necesita si
no le dedicas tiempo. La calidad no es genérica sino que es propia
de cada hijo y hay que descubrir lo que él necesita y para eso
necesitas dedicarle tiempo.”
*Catedrático de Filosofía, Director de
los Estudios Universitarios en Ciencias para la Familia -
Universidad de Málaga.
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Jorge y Norah
Zuloaga, “La trampa de creer que sólo la calidad es importante”
“Dedicar a los hijos tiempo de calidad
se ha convertido en una propuesta de la que se habla tan
frecuentemente y con tanta insistencia, que muchas personas han
caído en la trampa de creer que sólo la calidad es importante y, por
ello, le restan importancia a la cantidad. ¡Claro que la calidad es
importante! Sin embargo, en la mayoría de los casos, es imposible
lograr calidad si no se parte de una cantidad de tiempo adecuada.
Los dos parámetros son importantes: cantidad y calidad. Por lo
mismo, es indispensable encontrar esos lapsos de contacto -que no
sean demasiado pequeños- y hacer lo necesario para que dichos
tiempos sean realmente de calidad.”
*Jorge Zuloaga Chávez es sicólogo y su
esposa Norah es licenciada en educación y consultora familiar.
Así pues los hijos necesitan tiempo
por parte de sus padres, tanto en calidad como en cantidad. Pero qué
hacer cuando ambos cónyuges trabajan de tiempo completo.
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Estar presentes en
cuerpo y alma
Estas apreciaciones invitan a pensar
en que los hijos necesitan bastantes dosis de presencia de los
padres, pero no basta con su cuerpo, se necesita también su alma, su
disposición de escucharlos, amarlos, disfrutarlos. Los hijos
necesitan padres tranquilos, pacientes, dispuestos a pasar un rato
divertido, a compartir en familia, a hacer de la convivencia una
experiencia amorosa y agradable. “Si el tiempo que dedicas a tus
hijos sólo alcanza para darles órdenes, suplicarles, corregirlos y
apurarlos o sólo prestas atención cuando gritan, lloran o hacen
alguna travesura, ese tiempo, aunque sea mucho, no es de calidad.”
añade Ángela Marulanda.
Este acompañamiento a los hijos no
tiene por qué abolir los proyectos personales de los padres, es
cuestión de acomodarlos a las disponibilidades de tiempo y lograr un
equilibrio entre los diferentes espacios, pero sin olvidarse que la
permanencia con los hijos debe ocupar el primer lugar en la lista de
prioridades. Es clave hacerles saber que son amados y demostrárselos
con hechos, algunas sugerencias:
Aprovechar al máximo el tiempo con los
hijos, si bien es importante darles lecciones de vida, ayudarles
asumir las normas, etc. es fundamental también desarrollar una
relación cercana y amorosa, donde por un momento la cantaleta y los
regaños queden a un lado. Establecer un momento del día exclusivo
para cada hijo, en especial cuando son varios a los que hay que
atender, se ha de impartir una educación personalizada. Delegar
tareas en otras personas para poder destinar ese tiempo en los
hijos. Aprender a decir “no” ante tantos compromisos que se
presentan en la vida, el tiempo para los hijos no debe ser
negociable. El juego es una actividad necesaria para el desarrollo
cognitivo y afectivo del niño, por eso los padres deben propiciar
espacios para acompañarles en estas actividades lúdicas. Algunas
veces conviene salirse de un poco de la rutina que tenemos durante
la semana y hacer actividades divertidas en familia. Estos ratos son
tan placenteros tanto para los hijos como para los padres.
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Fuente:
http://espososypadres.blogspot.com.es
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